Las fracturas de columna pueden variar ampliamente en severidad. Si bien algunas fracturas son lesiones muy graves que requieren tratamiento de emergencia, otras fracturas pueden ser el resultado de huesos debilitados por la osteoporosis. La mayoría de las fracturas de columna ocurren en la columna torácica (parte media de la espalda) y lumbar (parte baja de la espalda) o en la conexión de las dos (la "unión toracolumbar"). Las fracturas de la columna torácica y lumbar pueden resultar de un trauma de alta energía, como: un accidente de automóvil o motocicleta; una caída de altura; un accidente deportivo; o un acto violento, como una herida de bala. Muchas veces, estos pacientes tienen lesiones graves adicionales que requieren un tratamiento rápido y su médula espinal también puede lesionarse según la gravedad de la fractura. Las fracturas de columna también pueden deberse a insuficiencia ósea. Por ejemplo, las personas con osteoporosis, tumores u otras afecciones subyacentes que debilitan el hueso pueden fracturar una vértebra incluso durante actividades de bajo impacto, como estirarse o torcerse. Estas fracturas pueden desarrollarse desapercibidas durante un período de tiempo, sin síntomas ni molestias hasta que se rompe un hueso. El tratamiento depende de la gravedad de la fractura y si el paciente tiene otras lesiones asociadas.